sábado, 11 de agosto de 2012

Medio siglo sin 'El lobo estepario' ALBERTO GORDO


  • Medio siglo sin 'El lobo estepario'
    ALBERTO GORDO
    Suiza y Alemania se reparten el legado de Herman Hesse, fallecido en Lugano en 1962. Imágenes inéditas muestran su día a día en el lugar donde se aisló.
  • Herman Hesse (1877-1962), de cuya muerte se cumple ahora medio siglo, aglutinó, bajo un discurso vagamente existencialista e introspectivo, aliñado con elementos esotéricos y orientales, a una generación cuyos referentes se habían esfumado al paso de la Gran Guerra. En Demian (1919), su novela iniciática, este autor de origen alemán relató su paso de la infancia a la juventud, partiendo de un hogar próspero y cálido que idealizaba, con un punto de cándida ingenuidad, frente a la mezquindad de la calle, cuajada de borrachos y peleas, de cosas “hermosas y terribles, salvajes y crueles”.
    Le ocurrió lo mismo que a Truman Capote, cuya carrera, al decir de Gore Vidal, experimentó a partir de su muerte un excelente giro hacia el éxito. Demian contribuyó a colocar sobre Hesse la vitola de escritor para adolescentes, pero le sirvió también para que, décadas después, su figura fuese desempolvada a rebufo de la guerra de Vietnam, elevando la temperatura intelectual de una serie de movimientos que surgían por pura reacción. “Todos los hombres –dice el protagonista, Emil Sinclair, tras conocer lo que es la guerra– eran capaces de morir por un ideal; pero tenía que ser un ideal colectivo y transmitido, y no personal, y libremente elegido”. Frases como esta prendieron pronto en el sentir popular de los años setenta y, junto a la propia Demian, novelas del autor como Siddharta y El lobo estepario adquirieron, por su nítido ataque a los totalitarismos, la categoría de emblemas, siendo blandidas simbólicamente frente a tanques y cuerpos policiales.
    Herman Hesse murió en 1962, pero antes, en 1958, había obtenido el Nobel, gracias sobre todo al Juego de los abalorios, obra que, no obstante ha tenido una vejez mucho menos rumbosa que El lobo estepario, uno de los mayores best sellers del pasado siglo. Traducido a más 60 idiomas, la historia del oscuro y solitario Harry Haller ha elevado a Hesse a la altura de otro insigne teutón como Thomas Mann, a quien iguala, si no en el plano literario, sí en cuanto a la difusión de su obra.
    Nuevo documentalCoincidiendo con los fastos por el aniversario del fallecimiento, la plataforma suiza swissinfo.ch emitirá un interesante documental con imágenes personales e inéditas de los años de Hesse en Montagnola, a orillas del lago de Lugano, lugar donde vivió los últimos 40 años de su vida, escribiendo allí algunas de sus obras más celebradas y rematando su aislamiento, ya al final de su vida, entre la pintura de paisajes y la poesía íntima. La producción, que se podrá ver también en español, portugués, chino, árabe e inglés, se suma a todos los actos públicos con que el autor de El último verano de Klingsor será homenajeado durante estos días tanto en el país que lo acogió, Suiza –acabó adquiriendo esa nacionalidad–, como en su Alemania natal. 

jueves, 9 de agosto de 2012

Alemania - Su escuela de idiomas de alemán, Berna

Medio siglo sin el 'lobo estepario' Hermann Hesse


Medio siglo sin el 'lobo estepario' Hermann Hesse

En sus últimos años, Hermann Hesse se refugió en la pintura.
En sus últimos años, Hermann Hesse se refugió en la pintura.
El mundo de la literatura conmemora esta semana los 50 años de la muerte del escritor suizo Hermann Hesse, premio Nobel en 1946 y autor de obras cumbre de la literatura en alemán del siglo XX como 'El lobo estepario' y 'Siddhartha'.
Nacido en Calw (Alemania) en 1877 y con nacionalidad suiza desde 1924, Hesse murió en Montagnola (Suiza) el 9 de agosto de 1962 dejando un legado literario convertido en 'best seller' mundial, con 140 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, de los cuales solo una sexta parte corresponde a las ediciones en alemán.
Junto a Thomas Mann y Stefan Zweig, es el autor de lengua alemana más leído hoy en día en el mundo y uno de los dos únicos autores suizos, junto a Carl Spitteler, galardonados con el Nobel.
Pese a este reconocimiento mundial y pese a que Hesse vivió las últimas cuatro décadas de su vida en Tesino (sur de Suiza) -donde escribió 'El lobo estepario', 'Siddhartha', 'Narciso y Goldmundo' y 'El juego de los abalorios'-, los helvéticos viven con cierta distancia este aniversario de un autor que ven como alemán.

La cuna del escritor

De hecho, es su Calw natal (Bade-Wurtemberg) el lugar que se conoce como 'la cuna de Herman Hesse', pese a que el escritor solo vivió en esta ciudad, en distintas etapas, durante diecisiete años.
En Calw hay plazas y calles que llevan su nombre y, para conmemorar que ha pasado medio siglo desde su muerte, numerosos bancos públicos de la localidad lucen citas famosas del escritor: "La belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla", o "Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia".
Incluso hay un 'Café Montagnola' que recuerda el amor que Hesse tuvo por el que fue su hogar y lugar de inspiración en Suiza.

Olvido del 'zucchino'

Frente a eso, en el Tesino hay casi un olvido total de Hesse, hasta el punto de que el jardín de la Casa Rossa, lugar de inspiración del escritor para 'El juego de los abalorios', está amenazado por un proyecto inmobiliario frente al que no han podido hacer nada legalmente por el momento varias peticiones ciudadanas.
Hesse era un 'zucchino' -el apelativo que los locales dan a los que llegan del norte- y le costó mucho tiempo ser aceptado.
No fue hasta unas semanas antes de su muerte y 15 años después de recibir el Nobel de Literatura (que no acudió a recoger) cuando Hesse recibió el reconocimiento de "ciudadano de honor".
Tampoco hay mucho rastro de él en Basilea (norte de Suiza), a donde la familia de Hesse se trasladó cuando él tenía cuatro años para que su padre siguiera con su apostolado de misionero protestante.
Hesse regresó a Alemania para estudiar, pero decidió volver a Basilea cuando tenía 22 años, tras abandonar varias escuelas, una tentativa de suicidio y dos estancias en clínicas psiquiátricas. En Basilea fue aprendiz de mecánico y trabajó en varias librerías, al tiempo que comenzó a escribir para varias revistas y frecuentar los círculos culturales, donde conoció a su primera esposa, la fotógrafa Mia Bernoulli, nueve años mayor que él.
Se casaron en 1904 y ese mismo año Hesse se dio a conocer en el mundo literario gracias a 'Peter Camenzind', tras lo cual la pareja volvió a Alemania, a orillas del lago Constanza, y tuvo tres hijos.

De la crisis personal al fenómeno global póstumo

Hesse admitió que la vida casera le resultaba opresiva y se embarcó en varios viajes al extranjero para alejarse de la familia, con la que regresó en 1912 a Suiza para instalarse en Berna. Allí el escritor trabajó para la embajada alemana, desde la que, años después, prestaría ayuda a prisioneros de la I Guerra Mundial.
Durante la primera gran guerra, coincidiendo con la muerte de su padre en 1916, Hesse volvió a sufrir una grave crisis emocional y comenzó a someterse a sesiones de psicoanálisis para hacer frente a a la inevitable ruptura de su familia en 1919.
Se separó de Bernoulli y volvió a casarse dos veces, la última de ellas con Nina Dolbin, con quien vivió en la Casa Rossa sus últimos años de vida, en los que su creatividad literaria declinó.
En esos años, se refugió en la pintura, inicialmente como terapia, para convertirse en una auténtica pasión, creando una importante obra pictórica de unas 3.000 acuarelas que recrean los colores y la belleza del Tesino, su "patria chica".
Su gran éxito literario fue póstumo, ya que sus obras pasaron a ser un fenómeno global a raíz de la guerra de Vietnam, cuando los movimientos pacifistas reivindicaron sus trabajos y sus libros se convirtieron en símbolos del 'Flower Power', con su mezcla de pacifismo, filosofía asiática y desorientación existencial.